lunes, 27 de agosto de 2012

Erasmus en Malmö (15): Lo barato sale caro.

Esta semana ha sido de lo más movida. El miércoles fuimos al concierto de los The Hives. La verdad es que están en plena forma y siguen igual de cañeros que hace 7 años que es cuando los vi (cómo pasa el tiempo). Lo que pasa es que el público sueco me parecía de lo más muermo. Sólo algunos saltaban y botaban. Es chocante pues este tipo de conciertos en España pueden ser hasta violentos.

Durante estos días he conocido más la ciudad. Hay un rocódromo muy interesante al que intentaremos ir este fin de semana dependiendo del tiempo que lo único que hace es cambiar cada par de horas. Además hemos explorado la zona del puerto y la playa y he de decir que es bastante bonito. Lo más especial fue cuando sin rumbo fijo y sin ningún objetivo fijado nos pusimos a pedalear... al final acabamos, al cabo de una hora y pico, bajo el puente de Oresund. Esto ha sido una de las cosas más impresionantes que he visto. Es una gran obra de ingeniería que comunica dos países separados por un mar. Es espectacular e intimidante estar ahí debajo y escuchar los trenes pasar.

El viernes fuimos al festival. No estuvo nada mal. Es raro que las fiestas de una ciudad como esta (la tercera más grande de Suecia) acaben en viernes y no en domingo pero bueno, yo no lo organizo así que ellos sabrán. Disfruté de un conciertazo de una banda llamada Hoffmaestro. Ahí sí que parecía que los suecos sabían moverse. 

Recomiendo a todos los que vayan a pasar por Malmö que se pasen la semana del festival. Es muy entretenido y hay conciertos todos los días.



Después del concierto fuimos a una "fiesta" en la calle. Al parecer una de las organizadoras de la universidad informó del evento. El caso es que fue algo realmente extraño. En un principio consistía en mogollón de gente escuchando música que salía de unos carros y a medida que se avanzaba por la calle se iba bailando. Como una manifestación pero con la finalidad de estar de farándula. El caso es que a medida que avanzaba por la calle más policía había. En un momento varios furgones de la policía cortaron el paso y varios tipos de la fiesta, que por cierto estaban enmascarados, empezaron a hacer pintadas con la A de anarquía y a gritar consignas anticapitalistas. También iban con bengalas. Al cabo de un rato la protesta-fiesta continuó pero nosotros decidimos no seguir ahí ya que por el momento no tenemos ningún problema con la policía sueca.

El sábado, además de hacer labores como limpiar mi habitación, nos fuimos a ver el Castillo de Malmö pero estaba cerrado. Aún así el paseo en bici estuvo bien y no nos llovió. Esta ciudad está llena de parques... de parques que son cementerios. Está todo muy cuidado y muy bonito para que pasees por ahí felizmente pero de repente te puedes encontrar con unas cuantas tumbas. 

El sábado por la noche fuimos a una fiesta de la residencia en el piso 9. No estuvo mal pero creo que esto se empieza a desmadrar. Yo me retiré a las dos pero tengo entendido que la fiesta se canceló a las cuatro por que algunos empezaron a tirar cervezas por la ventana. Y, antes de irme yo, algunos había tirado sillas por la ventana. Además en mi cocina hay una señal de tráfico de "Alces en la ciudad de Malmo" que alguien se ha encontrado por ahí. También, en el piso cinco, hay una señal de obras, un flotador, un carro de la compra, un árbol de navidad y unas piernas de plástico...

En fin, tras tanta locura mi cuerpo necesitaba algo diferente y el domingo fuimos al parque nacional de Soderases. Aunque el paisaje, que era una pasada, se puede encontrar en cualquier país, la sensación de estar en el campo en el norte de Europa es inigualable. Lo disfruté mucho. Lo malo es que en el camino a la estación para coger el tren la cadena de mi bici se rompió así que he tenido que comprar otra por 150 coronas. No es caro pero no me hace gracia pagarlo.

Por lo demás tengo examen de sueco el jueves. Estos días me tengo que concentrar en estudiar y sacar mi lado más nórdico.

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