Bueno. Antes de acabar definitivamente con esta etapa de mi vida el 31 de enero he vuelto a casa por Navidad. Como el turrón. Pero no sin dificultades.
Me he despedido de Alex, mi buen amigo americano. Ha sido triste pero me alegro de haber coincidido con él en estos meses y en un lugar como Malmö.
Por otra parte debido a un temporal en Copenhague mi vuelo a Frankfurt llegó con dos horas de retraso y perdí la conexión. La compañía aérea me dio una habitación para pasar la noche con cena y desayuno gratis. Bien por Lufthansa pero que poca gracia llegar un día más tarde. Al día siguiente, a las 9, me presenté con Guillermo, un estudiante Eramsus en Dinamarca del que me hice amigo reclamando en el aeropuerto, para coger el próximo avión al que nos habían asignado. Resulta que sólo entraríamos en caso de que alguien llegase tarde. Afortunadamente (o desgraciadamente pero no para mí) dos personas llegaron tarde y pudimos entrar. Una vez en Madrid, a las 12 de la mañana, llegó la sorpresa final: me han perdido la maleta. Sí, otra vez.
En fin, estoy en casa por poco más de una semana. Eso es lo importante. Se hace raro el cambio de situación, se echa de menos a la gente... pero aún tengo un mes más que disfrutar y bueno, no me puedo quejar de ver a la gente de siempre en Madrid porque se echaba mucho de menos también.