Digo viejos sin ánimo de ser despectivo pues hablo de los viejos rockeros. Y es que se ha muerto alguien que vio a The Beatles antes de que sacasen disco, que cargó con las guitarras -y las drogas- del mítico Jimmy Hendrix, que tocó con Ramones, que trató de enseñar a tocar el bajo a Sid Vicius de los Sex Pistols y que, en paralelo a Black Sabbath, creó esta música que llamamos metal.
Lemmy Kilmister era famoso más allá del rock y el metal. Salía cada poco en todos los medios del mundo (por eso me sorprende que hubiese gente que ni le sonase). Era una institución. Un hombre atípico por haber sobrevivido a tantos otros -pese al tute que metió a su cuerpo con drogas y alcohol- y, sobre todo, por su carisma e integridad. Eligió una vida y así vivió. Y murió con las botas puestas, con sus míticas botas vaqueras puestas.
En condiciones normales pienso que alguien que ha maltratado tanto su cuerpo con drogas y alcohol no me da lástima. Pero es que no me da lástima porque no sólo supo saber elegir entre lo malo y lo peor para alargarse varios años sino que realmente no es eso lo que le ha llevado a la tumba. Como cuando DIO nos dejó por cáncer o el gran Dimebag Darrel asesinado en directo. Sabía dónde estaban los límites y no los cruzó, como tampoco vivió como una rockstar ni presumía de ser alguien único. Y eso que lo era.
Se le echará de menos. Cada entrevista suya era una fábrica de titulares, anécdotas y sabiduría sobre las cosas más elementales de la vida. Y cada directo suyo, con su banda, Motörhead, era una tormenta de trallazos de rock y metal que sonaban tan potentes como un bombardeo. Y se disfrutaban. ¡Vaya que sí! Pude verlos en el 2010 y agradezco haberlo hecho. Ahí los redescubrí y volví a ellos otra vez para escuchar más que los clásicos. Y no decepcionaban. Y esa es la magia de poder ver a los grandes.
Nos dejó el 28 de diciembre del año pasado. Han pasado ya unos días pero a mi se me hace difícil pensar en un panorama metalero en el que no esté él. Como con otros tantos. Eso es porque el tiempo pasa, nos hacemos viejos y los que crearon el metal mueren. Como todos. Habrá nuevos grupos, las cosas cambiaran, y es posible que en un par de siglos nos estudien como una anomalía musical. Pero lo que si es cierto es que la actitud salvaje siempre va a existir.
Lemmy Kilmister (1945 -1915). Como el decía: "49% Motherfucker. 51% Son of a bitch".
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