Estimada Junta Electoral,
Les ruego permítanme poder
rechazar el inmenso honor que supone el ser vocal en las siguientes elecciones
regionales. Me enorgullece saber que confían en mí para semejante menester
pero, siendo honestos, me parece una fulgurante injusticia.
Permítanme también que me explique: es la
segunda vez que soy requerido para este necesario servicio público en el breve
lapso de tiempo de cuatros años. Esta situación, de por sí, no me resulta
excesivamente perjudicial, pero teniendo en cuenta que hay gente que, en
cuarenta años de democracia, no ha podido disfrutar del privilegio que supone
colaborar con la vida administrativa de este modo. Se trata pues de una situación que considero
harto injusta para con ellos. Creo por tanto que deberían valorar la
posibilidad de eximir a todos aquellos que ya hemos ayudado antes hasta que,
con el paso del tiempo, todos los ciudadanos hayan participado –como se hace en
las comunidades de vecinos-.
He de añadir que, si quieren que
la gente colabore con una sonrisa, deberían pagar más de 62 euros por unas 15
horas de trabajo un domingo (que es lo que estuve la última vez). Estando en
una situación de crisis, en la que estoy convencido que muchos estarían
dispuestos a presentarse voluntarios para este puesto de vocal, creo que
deberían estar abiertos a nuevas posibilidades.
Espero pues que la crueldad que
supone privar a un hombre de su tiempo libre varias veces se resuelva con un sistema más
justo. Por supuesto, si aun así consideran que he de acudir como vocal, no
garantizo no hacer comentarios irónicos y ácidos sobre mi situación ante mi
responsable directo. Y no, tampoco le daré los buenos días con una sonrisa.
Muchas gracias,
No hay comentarios:
Publicar un comentario