Este fin de semana tuve la oportunidad de ver a los Leave’s Eyes en concierto. La verdad es que fue una experiencia que me gustó mucho por varios motivos: Había sido un regalo de mi novia y siempre es agradable que te regalen la entrada para un concierto y más aún cuando te acompañan y no tienes que ir solo. Además es un grupo que llena salas en Europa y aquí, bueno, con suerte seríamos 175 personas… pero eso le da un encanto especial, la cercanía con el público me parece fundamental y es interesante ver como un grupo germano-noruego te trata de tú a tú.
La noche la abrieron los navarros Diabulus in Música. Hacen un rock-metal gótico-sinfónico desde mi punto de vista bastante trillado pero mentiría si dijese que no me gustaron. Tenía la difícil labor de caldear el ambiente para dos bandas europeas entre en un público que no llegaría a las 100 personas en esos momentos. No obstante lo lograron. La cantante me pareció un poco sosa pero el resto de componentes del grupo parecían muy metidos en su música. En general todas las canciones eran muy típicas de su estilo pero la verdad es que las baladitas sólo con guitarra acústica quedaban la mar de resultonas.
En fin, un grupo que habrá que seguir la pista ya que además están contratados por la discográfica austriaca Napalm Records, ni más ni menos. Me gustaron los suficiente que cuando me crucé con el bajista aproveché para darle mi enhorabuena que eso siempre anima.
Los siguientes en salir a la palestra fueron los Atrocity. La banda de metal gótico de los 80 lo hizo genial. Se dedicaron a hacer versiones de canciones que fueron éxitos hace 20 años por lo que por lo menos resultaba interesante. La gracia es que el cantante, y marido de la cantante de Leave’s Eyes, animaba muy bien y su labor de frontman la cumplía con creces.
Versionaron en su estilo The Great Commandent de los Camouflage, Smalltown Boy de Bronsky, Don’t you forget about me de los Simple Mind, Fade to Grey de Visage, Send my an Angel de los Real Life, The sun always shines on T.V de los A-ha y Shout de Tears for Fears. Llegados a este punto yo me sentía un inculto musical ya que no conocía ninguna canción, y mi novia ajena al mundillo este del metal conocía al menos un par… El caso es que el concierto fue bastante intenso y muy animado.
Como no podía ser de otra manera hubo que aguantar al típico borracho que no para de gritar cosas al cantante en castellano para hacerse gracia a sí mismo y a sus colegotes. Resulta más triste si el borracho en cuestión tiene como cuarenta años y su mujer está al lado riéndole las gracias. En fin, me encantaría hacer una cruzada contra este tipo de pesados pero parece una constante en cualquier tipo de concierto. Sólo espero que se graben y algún día, y que estando sobrios, tengan acceso a la grabación para que vean la penita que dan. Y ya les he dedicado un párrafo que es demasiado.
Los Atrocity tienen un nombre que da miedo pero en realidad son muy salados. Sobre todo el cantante, Alexander Krull. Hacen gracias y se nota que quieren entretener al público. Muy profesionales y muy gracioso el tipo, digno de verse. Además destaca que tiene el pelo más largo que he visto nunca. Medirá como 1.90 metros y el pelo le llega a los muslos sobradamente. En fin, un pintas que canta muy bien.
LLegó el turno de los Leave’s Eyes a eso de las 23 horas. Un poco tarde pero como la sala (Ritmo y Compás) está a 10 minutos de mi casa no me supuso ningún problema. De fondo tenían un panel grande con la portada de su último disco y poco más. Acostumbrados a la grandiosidad de un público numeroso debía resultarles raro no tocar en su barco vikingo habitual, con sus ropajes medievales, sus pantallas enormes y sus efectos pirotécnicos, pero como he dicho antes la cercanía con el público también tiene muchos puntos a favor.
La banda de folk-metal-sinfónico comenzó su concierto con Spirits Masquerade, la canción que abre su último disco Meredead. Se trata de un tema que aúna perfectamente lo que son ellos: una mezcla de música folk celta, metal, melodías épicas, una voz dulce y encantadora como es la de Liv Kristine y los guturales de su marido y cantante Alexander Krull.
Velvet Heart fue la elegida para ser tocada en segundo lugar. Muy en la honda de la primera y que sirvió para animar al público con los primeros ritmos tribales. Continuaron con Ocean’s Way, tema de su primer disco que sirvió para que Alexander saliese a cantar a dueto y le diese un toque más agresivo, acorde con un concierto de buen metal. Lo que me gusta de estos tipos es que haciendo música bastante bestia en algunos momentos no se nota porque la voz de la cantante es muy dulce y porque los sonidos celtas y las melodías épicas esconden un poco toda la tralla que llevan detrás.
Continuaron con la exitosa My Destiny de su anterior disco. Fue de las más coreadas en la noche.
La siguiente canción interpretada fue Etain, también de su último disco y por tanto en una honda muy celta y de ritmos a medio tiempo. Después Farewell Proud Man, que representa su lado más sinfónico y duro junto con la siguiente que tocaron, Melousin.
Pasaron a las baladas con Empty Horizon, For Amelie y las tradicional Krakevisa. Siguieron con los temas más importantes de su anteriores discos: Take the devil in me, Elegy, Into your light, la versión de Mike Oldfield, To France, y la pegadiza y épica Froya’s Theme para cerrar.
En definitiva, un muy buen concierto. No eché de menos ningún tema y creo que lo hicieron realmente bien. Creo que el contacto y la cercanía hicieron mucho. Ambos cantantes hicieron muchos esfuerzos por contactar con el público y caer bien, lo lograron.
Como pegas podría decir que el guitarrista que tenía en frente parecía que tocaba sin que la cosa fuese con él. Estaba como ausente incluso cuando una fan bastante motiva se puso a hacer headbanging prácticamente encima de su pedalera, cosa que inquietó a la cantante pues la miraba con curiosidad en ocasiones pero que a él ni le inmutó. Y además el bajista parecía estar concentrado en afinar su instrumento todo el rato pero eso no pareció afectar a un sonido que fue muy bueno. La pena de estos grupos tan orquestrados es que no pueden llevarse toda la parafernalia sinfónica y celta para tocarla en directo por lo que tienen que tirar de enlatados. No obstante las pegas son pocas, realmente creo que fue una buena actuación.
Pd: Gracias Carmen J
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